¿La neutralidad de la red es justa?
Todos nos conectamos en algún momento a Internet todos los días y es normal porque practicante usamos la red para todo. Para informarnos a través de notificaciones, para buscar información, para trabajar en remoto, etc. La neutralidad de la red debería pasar desapercibida. No obstante, y a pesar de lo que es Internet, parece algo inocuo, pero no lo es tanto.
La neutralidad de la red se caracteriza por proclamar unos principios fundamentales en Internet que lo que hacen es garantizar condiciones iguales en todos los contenidos online. Se trata de un acuerdo muy importante para quienes estén presente en la red, sobre todo para las empresas y consumidores online, ya que obliga a que todas las páginas, independientemente de su esencia y objetivo, a que tengan las mismas oportunidades de alcance. Es decir, de llegar a nosotros, los ciudadanos/usuarios, en igualdad de condiciones.
De hecho, la neutralidad de la red nació a comienzos de siglo como una manera de controlar el tráfico de información que entonces circulaba por Internet para garantizar derechos a los usuarios.
No obstante, cierta polémica impera alrededor del concepto de neutralidad de Internet y es que los avances informáticos y en inteligencia artificial permiten el desarrollo de algoritmos que controlar el contenido al que acceden los usuarios a través de redes sociales como TikTok o Instagram.
De neutralidad a la dualidad de Internet
Es entonces cuando cierta vertiente genera que nos cuestionemos la dualidad de la red. Esta dualidad se puede definir como la coexistencia en un mismo entorno de dos vertientes diferentes relativas al mismo. Es decir, por un lado, existe una regulación de contenidos y unos derechos básicos que se aplican a todos los que componemos la red, y, por el otro, existen “fuerzas” algorítmicas que generan contenido que se ha demostrado que es perjudicial para el usuario y que, además, compite deslealmente entre sus homólogos en Internet, pero que siguen funcionando y son legales. ¿Son entonces los algoritmos la espada de Damocles de la neutralidad de la red?
Uno de los sociólogos que más tiempo ha dedicado al estudio de la neutralidad de la red es Niel Postman. Este investigador está convencido de que, si Internet nos proporciona algún beneficio, por contraposición, siempre habrá una desventaja.
Su crítica a la influencia de la tecnología se basa en enjuiciar la ausencia de neutralidad porque según Postman la tecnología no lo es porque puede modificar la percepción de nuestra realidad. Otra de sus críticas más aplaudidas es hacia la televisión y la cultura del espectáculo ya que estaba convencido de que el entretenimiento tiene preferencia sobre el contenido de calidad.
Este tecnopolio, como denominó Neil Postman a una sociedad consumida por la tecnología sin tener en cuenta sus consecuencias, necesita educar a personas dispuestas a solventar los efectos de una sociedad maleducada y desintegrada adicta a Internet.
Precisamente, los efectos de esta dualidad son los algoritmos presenten en la red y que tanto afectan a los usuarios de redes sociales por el uso deliberado de la burbuja de filtros, que lo que hace es aislar dentro de un marco intelectual búsquedas personalizadas relacionadas con ese perímetro informativo y que se expande mediante el eco que producen las redes sociales como cajas de resonancia.
La paradoja de la neutralidad: ¿una red libre o un nuevo orden digital?
En esta era de la información que nos toca experimentar está en constante cambio. La transformación de la sociedad en un entorno ampliamente digitalizado y dada la convergencia mediática, el impacto en la neutralidad ha sido contundente.
El ecosistema que rodea Internet ha permitido que se hayan agolpado cambios de poder en los participantes de Internet por culpa del internet móvil y que gracias a estos cambios donde como a protagonista tenemos al Network Slicing que es una arquitectura de red que crea varias redes lógicas que parten de una red física común primaria. Se cree que estas redes pueden violar la neutralidad de la red porque esta estructura prioriza algunos flujos de datos, limitando así los derechos de los usuarios y afectando a los proveedores de servicios de comunicación (Gendler, M.2024).
Todo ello bajo el miedo de que los proveedores de servicios de internet puedan cobrar más a los usuarios para acceder a contenidos concretos, de que bloqueen páginas que se consideran que violan los derechos de autor o que estos proveedores otorguen prioridad a determinados servicios o empresas, lo que limitaría la competencia leal y la censura sería carne de cañón.
¿Debe estar la red al servicio de las demandas del mercado?