Crónica de una derrota anunciada
No se cansan de hacer el ridículo. No les da vergüenza. Anoche en las elecciones gallegas el Partido Popular arrasó como estaba previsto. ¿Qué esperaban entonces desde el PSOE? ¿Un giro drástico hacia la izquierda? ¿De verdad nuestros “líderes”, por desgracia, están tan miopes?
En estas elecciones autonómicas pasó exactamente lo que tenía que pasar. El PP arrasó con toda la artillería y el BNG no se quedó atrás. Quienes sí se quedaron rezagados fueron los de Sumar, que más que sumar votos, lo que han hecho es retroceder hasta desaparecer del panorama electoral gallego. No han cosechado ni un solo escaño. Ni uno. El desenmascaramiento de la izquierda que no sabe gobernar empieza a cuajar. ¿Dónde están ahora lo que presumían de que la mayoría absoluta del bloque derecho se tambaleaba? ¿Dónde está Pedro Sánchez que auguraba un resultado, vamos a decir, semidecente para el PSOE?
El descalabro del bloque socialista impacta directamente en la arrogancia de los que se pensaban que iban a poder tentar al poder autonómico en una de las comunidades autónomas más importantes para el Partido Popular y menos representativas para los socialistas.
La apuesta por la amnistía, la falta de palabra de Carmen Calvo con sus mentiras sobre la posible legalidad de perdonar a políticos presos por terrorismo y las salidas de tono que justifican lo injustificable para aguantar en el poder, cueste lo que cueste a los españoles, han desahuciado las escasas posibilidades que los miopes socialistas tenían puestas en conseguir “algo” en estos comicios.
No obstante, da igual que estemos hablando de elecciones generales, de gobernar España o de elecciones autonómicas. El patrón de los socialistas es siempre el mismo: la mentira. Se creen que los españoles somos estúpidos. Los cambios de opinión sobre la amnistía a Puigdemont y los suyos y las salidas de tono e inacción de Pedro Sánchez, junto con la soberbia de Yolanda Díaz han llevado al bloque de izquierda al mínimo histórico de votos en Galicia. De hecho, los socialistas se han quedado con tan solo 9 escaños y Sumar con ninguno. Una cosa es tener esperanza; otra muy distinta es no tener vergüenza.
Lo peor de todo es el desprecio con el que el PSOE auguraba un resultado satisfactorio en detrimento del Partido Popular. Normal que no empaticen sendos partidos, pero obviar la realidad del pensamiento ciudadano hace pensar que los socialistas parece que viven en un constante brote psicótico. Sus delirios han demostrado que no tienen los pies en la tierra. Ni ellos, ni el CIS de Tezanos.