Corrupción desde dentro

El PSOE no deja de darme sorpresas. Ya no son ni uno ni dos los casos de corrupción dentro de este partido en los últimos años, sino que cada día son más sinvergüenzas. A pesar de ello, no se puede generalizar y estoy seguro de que algún político íntegro al servicio del ciudadano queda en España, en un partido u en otro. Pero cuesta encontrarlos.

Hasta ahora, no han hecho más que lanzar mentira tras mentira sin ningún pudor. Pero resulta que lo más deshonesto de todo es que deleguen la responsabilidad, que como partido les corresponde cuando tienen que dar la cara por casos de corrupción dentro de su propia formación, como el ya archiconocido Caso Mediador.

Lo más chocante de todo es la falsedad de los políticos y, en concreto, del Gobierno. Es increíble cómo son capaces de acusar con el dedo a la oposición de su propia corrupción, al mismo tiempo que ellos son partícipes de la misma. El problema es que le están viendo las orejas al lobo y tanto Podemos como Bildu, además de los separatistas, tienen miedo de perder los únicos apoyos casi incondicionales que les queda en el Congreso.

Se acercan elecciones autonómicas y municipales dentro de pocas semanas y para la coalición y, sobre todo para el Gobierno, los comicios servirán de termómetro político-social a finales de año.

No se vosotros, pero yo les noto con miedo. No sé ni cómo pueden tener la conciencia en calma después del terremoto político que ha provocado el PSOE, que no saben hacer otra cosa que victimizarse ante sus homólogos y ante la sociedad española.

Ya no confío

¿Cómo puedo confiar en quién nos Gobierna si su partido está hasta cuello de escándalos y si encima resta importancia a casos corrupción? Recuperar la confianza en ellos no será fácil porque depravan la política hasta límites insospechados y ya casi se ha convertido en el decálogo de izquierdas para gobernar un país.

De hecho, ahora mismo, me causan un profundo rechazo y soy incapaz de empatizar con este tipo de gente hipócrita que lo único que les interesa es mantenerse en el poder y costearse la vida a expensas del ciudadano honrado.

La sociedad no es tonta y sabemos perfectamente que se han dedicado el último medio año a comprar votos, pero qué esperar de una gente que se ríe de su propia incompetencia.

Las mentiras se suelen caer por su propio peso y ya veremos quién ríe el último, porque quién ríe el último, ríe mejor.

Mientras tanto, aquí seguimos pagando la fiesta de Tito Berni y “compañía”.