¿La turismofobia perjudica nuestro PIB?
La turismofobia se refiere al rechazo o aversión hacia los turistas y el turismo masivo, y ha ganado notoriedad en destinos tan populares en España como Barcelona, Mallorca, San Sebastián, Gijón… Pero, ¿qué implicaciones tiene la turismofobia para la economía española, especialmente en términos de su PIB?
El turismo es un pilar fundamental de nuestra economía. En 2023, España recibió más de 85 millones de turistas internacionales, lo que representó aproximadamente el 12,8% del PIB. Este sector no sólo genera ingresos directos a través del gasto de los turistas en alojamiento, alimentación y entretenimiento, sino que también impulsa otros sectores como el transporte, la construcción y el comercio minorista. La dependencia de España del turismo es innegable, y cualquier cambio en este sector repercute en la economía nacional.
No obstante, la turismofobia no surge de la nada. Entre las principales causas se encuentran la sobresaturación de destinos, el aumento del coste de vida para los residentes locales y el desplazamiento de comunidades debido a la proliferación de alojamientos turísticos, además de la congestión en las infraestructuras, el ruido y las alteraciones en la vida cotidiana de los residentes, que son factores que alimentan este sentimiento de rechazo hacia los visitantes.
Consecuencias económicas de la turismofobia
La turismofobia y las medidas restrictivas que pueden derivarse de ella, como la limitación de nuevos alojamientos turísticos o la imposición de impuestos al turismo, desembocan a una disminución en el número de visitantes. Menos turistas significa menos ingresos para los negocios locales, desde hoteles y restaurantes hasta tiendas y atracciones turísticas.
No nos olvidemos que nuestro país depende del turismo, sobre todo en la época estival y este sector es una fuente importante de empleo en España. Una bajada en el número de turistas puede traducirse en la pérdida de empleos, afectando a miles de trabajadores que dependen del turismo para su sustento. Esto puede tener un efecto dominó en la economía local, dado que aumenta el desempleo y se reduce el poder adquisitivo de los afectados.
Del mismo modo, la percepción de un entorno hostil hacia el turismo que afecte directamente la calidad del entorno en el que se mueven los turistas puede desincentivar la inversión en infraestructuras y servicios para ellos. Los inversores pueden optar por destinos más acogedores y estables, y ralentizaría el desarrollo económico y la modernización de las instalaciones de uso turístico en España.
¿Qué soluciones pueden acaban con el rechazo al turista?
Una de las soluciones más efectivas es establecer límites en el número de visitantes que pueden acceder a ciertos destinos turísticos en un momento dado. Esto ayuda a evitar la sobresaturación y a mantener una experiencia de calidad tanto para los turistas como para los residentes. Por otro lado, implementar sistemas de reservas previas para acceder a atracciones populares puede distribuir mejor el flujo de turistas y reducir las aglomeraciones. Esto también permite a las autoridades gestionar mejor los recursos y la infraestructura.
Otra medida popular que está ganando adeptos entre los municipios más saturados es introducir tasas turísticas puede ayudar a financiar la infraestructura y los servicios necesarios para manejar el turismo masivo. Estas tasas pueden ser utilizadas para mejorar el transporte público, la limpieza y la seguridad, beneficiando tanto a los residentes como a los turistas, a la par que los ingresos generados por estas tasas pueden ser reinvertidos en las ciudades o pueblos, mejorando la calidad de vida de los habitantes.
Sin embargo, la solución más polémica de los últimos meses respecto a la sobresaturación de turistas pasa, según nuestros políticos, por regular los alquileres de este tipo y/o aquellos temporales, como los ofrecidos a través de plataformas como Airbnb, ya que mitigaría el impacto del turismo masivo en el mercado inmobiliario local. Esto incluye limitar el número de días que una propiedad puede ser alquilada y exigir licencias para operar en las zonas tensionadas e, igualmente, implementar políticas de zonificación que restrinjan la conversión de viviendas residenciales en alojamientos turísticos para proteger a los habitantes y mantener la disponibilidad de viviendas asequibles para los residentes.
De todas maneras y a pesar de la masificación de las grandes ciudades, no debemos encajar a todos los turistas, como se suele decir, dentro del mismo saco. Existe el turismo masivo porque se ha puesto de moda una ciudad o pueblo, y después está el famoso turismo de borrachera que sufrimos en España, sobre todo en las zonas próximas al Mediterráneo. No son el mismo de tipo de turismo. Debemos acabar con el denominado turismo de borrachera y aunar esfuerzos para mejorar la calidad del turismo tradicional, nacional o extranjero, y promover la sostenibilidad como sustento de turismo de calidad en España. Ahora te lanzo una pregunta para ti:
¿Es responsabilidad de los visitantes adaptarse a las normas y costumbres locales para minimizar su impacto negativo o los residentes locales son quiénes se deben adaptar en parte al turismo?
Cuéntame tu opinión en comentarios 👇