La economía se revaloriza gracias a la IA
Dentro del entorno financiero observamos cambios y evoluciones, al igual que sucede en el campo de la tecnología, y es por eso que la Inteligencia Artificial y la economía pueden acompasarse y emplearse para anticipar posibles impagos, para personalizar ofertas para clientes e incluso para detectar algunos tipos de fraudes. También se utiliza para analizar y anticiparse a los movimientos de bolsa que requieren un riesgo alto.
El hecho de que la IA gracias a su procesamiento de lenguaje esté ganando terreno a los analistas del mercado tradicionales resalta ciertas inquietudes por parte de expertos que consideran que la Inteligencia Artificial está poco a poco reemplazando los quehaceres de estos analistas y brókeres, y eso les genera inseguridad porque no saben el margen de error que pudiera tener el uso de IA para este propósito.
Por un lado, no parece un proceso dañino a largo plazo para las finanzas, pero sí deben, aquellos que empiecen a usar la IA para analizar los movimientos del mercado, tener en cuenta que como consecuencia de la integración de la IA en este tipo de movimientos financieros, la volatilidad de la economía se puede disparar.
Por otro, la exigencia de los clientes que quieren un asesoramiento absolutamente personalizado, no les quedará más remedio dado el volumen de datos que se maneja, de echar mano de la Inteligencia Artificial para acomodar al cliente los productos o acciones que mas se asemejen a sus intereses con la menos tasa de fallo.
No obstante, de momento y en los casos en los que se utilice la IA para operaciones financieras estas requieren supervisión por parte de un humano, sobre todo en aquellos contextos en los que se deban evaluar riesgos y emitir primas.
El potencial está claro que está ahí y cambiará los roles a la hora de captar clientes que de recomendarles un producto rentable. Es decir, se automatizará la búsqueda perfecta del producto para el cliente mientras el gestor centrará sus conocimientos en captar nuevos clientes, a la par que se intentará llegar a lo que conocemos como singularidad tecnológica a medidos de siglo, cuando las capacidades cognitivas humanas y tecnológicas avancen a la par.
