Cómo cuidar tu huella digital
Qué levante la mano quien no tenga contacto alguno con el entorno digital. Estoy seguro que muy pocos lo harían, o ninguno…. Nuestra sociedad vive en un ecosistema digitalizado y toda acción que hacemos a través de nuestro móvil u ordenador, o a través de cualquier aparato electrónico queda registrada. Es lo que se conoce como huella digital o sombra digital.
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¿Qué es la huella digital?
La huella digital es un rastro aparentemente invisible de nuestra actividad en Internet y que se manifiesta cada vez que accedemos a una página web a través de las cookies, cada vez que publicamos o interactuamos en redes sociales, ya sea una foto o un “me gusta”, o simplemente buscando información en un buscador. Incluso nuestra huella se activa nada más encender, por ejemplo, un ordenador sin la necesidad de entrar en Internet mediante el registro de nuestra IP.
Tipos de huella digital
Nuestra sombra en Internet es única, es como una huella dactilar. Sin embargo, existen distintos tipos de huella digital: la huella activa y la pasiva.
Huella activa
La huella digital activa representa todas las acciones propias que realiza una persona en el entorno digital. Es decir, la huella activa se manifiesta cuando una persona comparte conscientemente información en redes sociales, en foros, o cuando hace una consulta en un buscador, ya sea Google o Bing, o cualquier otro con conexión a Internet, o también cuando te registras en una página web. Del mismo modo, se activa, valga la redundancia, cuando se descargan apps para el móvil.
Huella pasiva
A grosso modo se puede afirmar que la huella digital pasiva se manifiesta como consecuencia de las huellas digitales activas, dado que surge mediante la recopilación de datos de todas las páginas web que visitamos, aplicaciones que consultamos o descargamos, redes sociales con las que interactuamos, sin que la persona que está presente en Internet sepa directamente que están recopilando información sobre ella. Es decir, son todas las IP desde las que entramos en Internet, todas las cookies que recopilan información sobre nosotros en la red sin que nos demos cuenta, además de que nuestros datos se pueden emplear como métricas de marketing para analizar nuestro comportamiento en el entorno digital.
Así puedes reducir tu huella digital
Como he comentado, la huella digital es un rastro casi inalcanzable para los mortales. Es como un rio de tinta invisible que sólo unos pocos pueden verla, analizar y utilizarla a la carta. No obstante, los usuarios siempre pueden llevar a cabo una serie de cuidados para minimizar el impacto de su actividad en Internet.
Para empezar, una de las formas más sencillas de evitar que nos rastreen es denegando todas las cookies de seguimiento de las páginas web que visitamos, así como navegar en Internet en modo incógnito.
Otra opción muy sencilla es mantener sólo las aplicaciones imprescindibles tanto en ordenador como en cualquier otro dispositivo, y evitar registrarse en webs ni dar nuestro correo electrónico en sitios que sólo vamos a usar una vez y no suscribirse a la primera página que nos aparezca, ya que nuestros datos son más valiosos que el descuento que pueden ofrecer en algunos productos por la suscripción a un boletín, que en el mejor de los casos, sólo miraremos el asunto del correo recibimos.
Además de limitar la influencia de terceros sobre nuestro rastro, es importante que tampoco nosotros dejemos la puerta abierta. Por ello, es muy útil que desactivemos la opción de compartir la ubicación permanente de nuestro teléfono o de nuestra cuenta bancaria que se queda registrada a través de las tarjetas cuando pagamos algo con ellas. Esa opción suele hallarse en los ajustes de las App de cada entidad.
Como ves, son pequeñas acciones las que pueden proteger al usuario del uso masivo de su información, sensible o no, a conveniencia de terceros a los que las personas probablemente nunca le pondrán ni cara ni nombre.