El vínculo entre los algoritmos y las emociones
¿Qué sucederá cuando las máquinas sean capaces de conocernos mejor que nosotros mismos? ¿Qué ocurrirá con las emociones? ¿Serán capaces de ver si tenemos un mal día y mandarnos un mensaje alentador?
Respecto al mundo de la Inteligencia Artificial (IA) surgen infinitas dudas. Realmente ya estamos acostumbrados a que Internet y las redes sociales predigan nuestros gustos y comportamientos. Que sean capaces de ponernos en primer plano aquello que han investigado que nos gusta. La playlist favorita, el restaurante que más visitamos o la ropa que hemos ido buscando. Todo ello es gracias a la formación de los algoritmos que son capaces de aprender sobre nosotros y descubrir qué es lo que nos gusta, nos apasiona o nos emociona.
La investigación sobre este mundo no es algo nuevo, sino que ya se viene desarrollando desde hace años. En 2012 desde la Universidad de Rochester en Nueva York desarrollaron un programa de software. Con la voz de una persona concreta, capaz de analizar la voz y determinar las emociones que siente esa persona con una fiabilidad del 81%.
Uno de los grandes avances vino con el reconocimiento facial, tan conocido y demandando durante la pandemia del Covid-19, convirtiéndose en el mayor aliado para poder entrar en cualquier parte. Ahora la IA traspasa fronteras y se adentra en nosotros, identificando las emociones, sentimientos, motivaciones y actitudes a través del análisis de la expresión fácil y corporal.
La aplicación de la Inteligencia Artificial con las emociones es una rama llamada Inteligencia Emocional Artificial y nos permite conocer el estado emocional en el que se encuentra una persona. La intención es crear algoritmos para poder procesar e identificar las emociones, por ejemplo, las de enfado o tristeza.
El hecho de que una máquina sea capaz de descubrir cómo te sientes no es un proyecto futuro del que hablaremos más adelante, sino que ya está en marcha. Por ejemplo, tenemos a Smart Eye, líder del panorama de la IA en el ámbito del comportamiento junto a Affectiva. Ambos realizan una investigación de mercado para hacer un análisis de cómo las personas somos capaces de interactuar con ciertos contenidos, servicios y productos.
Otro de ellos se trata de Microsoft que cuenta con un equipo dedicado a desarrollar tecnología para promover el bienestar y la inteligencia emocional artificial para detectar los estados emocionales. El equipo se dedica a investigar áreas relacionadas con la empatía.
Amazon también ha mostrado su interés en este ámbito. Los objetivos se centran en la detención de sentimientos y emociones a partir del audio. Ha presentado un sistema que determina un sentimiento humano. De esta forma, los datos emotivos se podrían utilizar para ofrecer recomendaciones a los clientes a través del asistente digital, Alexa y del dispositivo portátil, Wearable.
Asimismo, Spotify se une a estos algoritmos. Apuesta por la música personalizada que depende de cómo suena el habla de un usuario o el ambiente donde se encuentre. Se trata de un paso más en esta oferta personalizada que, no solo clasificará los géneros musicales, sino los estados de ánimo en función de la hora y el día de la semana.
En la revista PLOS One publicaron una investigación en la que explicaban que la Inteligencia Artificial logra detectar sentimientos como tristeza, alegría y miedo con un 71% de sensibilidad. De acuerdo a lo que decía Yang Hao la nueva IA de detección de emociones está destinada al soporte de los profesionales de la salud. Por ello, el equipo intenta facilitar la comprensión de los estados emocionales de los pacientes.
Quizá en todo este ámbito surgen algunas incógnitas dado que nos estamos centrando en que la Inteligencia Artificial es capaz de descubrir tus emociones. Por ejemplo, tu cara o la voz, pero no siempre en ellas se transmite cómo te sientes. Lo que está claro es que es importante utilizar esta tecnología para mejorar en la vida de las personas, como os dije en un artículo anterior.
En MIT Technology Review aseguran que los investigadores del reconocimiento de emociones son conscientes de las limitaciones que este sistema inteligente puede tener. Muchos destacan que el reconocimiento de emociones no sirve para evaluar las internas y la experiencia de la persona. Solo pueden estimar cómo otras personas percibirían las emociones del individuo o seguir tendencias generales basadas en la población.
Además, afirman que el reconocimiento de emociones implica más que mirar a la cara de alguien. Hay que ver más allá. Por ejemplo, analizar una postura del cuerpo, la forma de caminar de una persona y otras características como los sensores biométricos y de audio para reunir datos globales.
Recientemente, sacaban un anuncio para la DGT en el que hacían referencia a los algoritmos. Los datos habían establecido que durante la Semana Santa iban a morir un total de 36 personas, según el análisis de estadísticas de otros años. Por ello, lanzaban el mensaje de “hagamos que los algoritmos se equivoquen”. Y así es, porque no siempre son certeros y, muchas veces, también cometen errores.
Os comparto el vídeo publicitario porque realmente merece la pena observarlo.
- El peligro reside en la vigilancia
Como todo lo que engloba a la tecnología y a los avances en materia de digitalización, tiene su parte ‘negativa’. En este caso hablamos de la privacidad. Sabemos que en nuestros días este es uno de los asuntos más complicados y que, con el gran auge de la tecnología, perdemos una gran parte de nuestros datos e información personal.
“La IA tiene muchos beneficios y nos facilita nuestro día a día, pero depender de ella para todo incluyendo nuestra toma de decisiones no es aconsejable. Impide el desarrollo cognitivo y conductual de la persona que necesita esfuerzo, error, aprendizaje y crecimiento”,
Enric Valls, psicólogo experto en salud
Muchas personas consideran que la tecnología influye en la toma de decisiones y que estamos en un momento especialmente sensible por la gran digitalización en la que nos encontramos sumergidos. Según explica Laia Subirats, experta en Inteligencia Artificial, los algoritmos tienen luces y sombras. Es importante que los datos sean correctos y los algoritmos aprendan de forma positiva puesto que, si son de calidad, se pueden tomar decisiones.
¿Cuál es vuestra opinión respecto al uso de algoritmos para reconocernos emocionalmente? ¿Consideráis que es oportuno o que las máquinas no deberían tener tanta información de nosotros?
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