Nuestro hogar inteligente

Andrés Macario. Hace unos días me quedé mirando el mando a distancia de la tele. Mirándolo desde la distancia, me pareció un objeto de otro siglo, ¡algo anacrónico! Porque lo es y, algún día, más pronto que tarde, nos preguntaremos cómo pudimos convivir con él tantos años. ¡Incluso pelearnos por él! Aunque ahora pueda parecer paradójico, la digitalización irá normalizando poco a poco todos los dispositivos y artilugios que nos rodean. El mismo móvil, el smartphone, dejará de ser el centro de nuestra vida. El hogar volverá a ser el centro… ¡recordemos el teléfono fijo! Nuestro hogar inteligente nos permitirá delegar muchas de las engorrosas tareas que los gadgets -esos que prometieron simplificarnos la vida- han enmarañado. El hogar inteligente y, por supuesto, el coche conectado, volverán a ser los centros naturales de actividad.

El hogar inteligente, donde lo digital es natural

Nos hemos cargado de nombres con arroba y otros artificios en esta fase de prueba de la era digital. Una fase de transición de la tercera revolución industrial -la de la tecnología y la información- a la industria 4.0, en que los dispositivos y las aplicaciones vuelvan a ser tan invisibles como lo son hoy la electricidad o los motores de nuestros aparatos. Naturalizar «lo digital» significa apartar gestos y tareas surgidos en el arranque de la digitalización. La palabra, la voz, parece el próximo paso para convertir nuestro hogar inteligente en el centro de mando de nuestra vida y, por supuesto, dos grandes de la economía digital (de la economía en general) están abriendo el camino: Amazon Echo y Google Home son los dos robots que han empezado a tomar las riendas de todos los dispositivos que nos rodean, tal como recoge un reciente artículo de Wired.

El hogar inteligente responde a nuestra voz

De momento no aparentan ser más que unos altavoces cilíndricos. Sin embargo, la Inteligencia Artificial (IA) coloca estos dispositivos en disposición de tomar el control de nuestro hogar inteligente, desde la cocina hasta el dormitorio de nuestros hijos. Como toda nueva tecnología -de momento, y hasta que sea algo natural- hay que aprender a utilizarla y convivir con ella, propiamente dicho, personas y robots en simbiosis. Ambos robots son semejantes aunque con diferencias importantes en algunos aspectos. Para empezar, uno responde al nombre de Alexa o Amazon mientras que el otro espera un apelativo más cercano como «Ok, Google» o «Hey, Google». Como versiones todavía primitivas que son, tendremos que adaptarnos a su estilo si queremos que nos entiendan. Hablarles de forma correcta, sin ambigüedades, y de manera tranquila; ¡nada de enfadarse cuando nos pidan una y otra vez que repitamos una orden! Sobre todo porque aún no interpretan nuestro mal humor…

Privacidad e intimidad cuestionadas en nuestro propio hogar

Los dispositivos que controlan el hogar inteligente son una intromisión a nuestra privacidad. Y aunque su presencia física puede hacer en un primer momento temer por nuestra intimidad, hay que pensar que la exposición de nuestros datos va en la línea de la que ya hacemos cuando nos registramos en Facebook, hacemos búsquedas en Google, activamos el localizador geográfico del smartphone o simplemente buscamos un producto en Amazon. Es verdad que los robots del hogar inteligente van un paso más allá: pueden oír todo lo que decimos nosotros, los miembros de nuestra familia… ¡y nuestros invitados! ¿Por qué vamos a permitir semejante invasión? Muy fácil, como siempre, porque lo que harán por nosotros es demasiado útil como para renunciar a ello. Si en algún momento su presencia nos incomoda de forma particular, lo mejor será pulsar el botón del «mute«.

El hogar inteligente al mando

Los robots del hogar inteligente son centros de mando pensados para controlar cualquier dispositivo en casa. Podemos pedir que reproduzcan un tema musical desde Spotify o YouTube, o incluso que pongan una película en nuestra televisión inteligente, aunque todavía no son compatibles todas las plataformas de contenidos. Cualquier dispositivo o elemento en casa es susceptible de recibir órdenes de la central de inteligencia, siempre que cuente con la aplicación compatible. Es el caso de los altavoces, a los que podemos poner nombres para reproducir la música en el que elijamos; lo mismo podemos hacer con las luces. También podemos controlar con la voz la climatización de casa o abrir la puerta del garaje, por ejemplo. En el caso de Amazon, la centralita inteligente puede recibir órdenes desde el móvil a través del micrófono de su app.

Delegar en el hogar inteligente ¿hasta dónde?

Otra funcionalidad de estos poderosos controladores del hogar inteligente es responder a cualquier pregunta que hagamos, aunque en esto, como cabe esperar, el dispositivo de Google ofrece un resultado mucho más satisfactorio. ¿Podrán estos robots cuidar o incluso educar a nuestros hijos? Esto no será en el futuro un problema de capacidad de las máquinas sino, tal como ocurre ya con las pantallas, una cuestión de responsabilidad de los padres. Seguro que los nacidos en los años 20 de este siglo tratarán con mayor naturalidad a los mayordomos digitales de nuestro hogar inteligente. En nuestra mano está el foco y los valores con los que lo hagan.

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