Telefónica, en punto de inflexión ascendente
“Los resultados del cuarto trimestre de 2014 suponen la culminación de un periodo de intensa transformación que ha permitido reforzar la Compañía, su potencial de crecimiento y su posición financiera en algo más de dos años”. Estas palabras de ayer de César Alierta, Presidente Ejecutivo de Telefónica, resumen el excelente momento en que se encuentra el actual líder del mercado en telefonía, encaminado a convertirse en una Telco Digital. ¿Qué decisiones clave le han llevado a este punto de inflexión ascendente?
La estrategia comercial, de inversión y financiera que ha llevado a cabo Telefónica ha dado sus frutos: en 2014 ha obtenido un beneficio de más de 3.000 millones y anuncia que seguirá repartiendo dividendos. El gigante de las telecomunicaciones lo tiene muy claro: apostar por mantener su compromiso con el accionista, liderar la televisión de pago en español y focalizarse en los mercados más rentables.
Los resultados de Telefónica España en 2014 suponen un punto de inflexión para la compañía, que ha logrado mejorar tanto su posicionamiento competitivo como la diferenciación de la oferta comercial. Al fuerte crecimiento interanual de los accesos de TV de pago (1,5 veces orgánico), hay que sumar el de contrato móvil (+11%), “smartphones” (+39%) y fibra (2,1 veces).
En cuanto a su valor en Bolsa, ayer tuvimos un ejemplo de la facilidad de fluctuación en el parqué, puesto que aunque el día comenzó con una caída de sus valores, la situación dio un tremendo vuelco en cuanto empezamos a conocer más datos sobre la operadora y el anuncio de los próximos dividendos. La respuesta de los inversores no se dejó esperar y a final de la sesión de ayer, Telefónica cerraba en 13,80 euros con un incremento del 1,70%, un valor de sus títulos que no tenía desde el año 2011.
El compromiso de la operadora con sus stakeholders incluye su política de dividendos para los próximos dos años de pagar 0,75 euros por acción en 2015 y 2016, tanto en efectivo como en acciones. El dividendo correspondiente a este año se pagará en dos fases: la primera en modalidad de “script dividend” (pago en acciones) en el cuarto trimestre de 2015 por 0,35 euros por acción; y la segunda en efectivo, con 0,40 euros por acción en el segundo trimestre de 2016. El dividendo de 2016 se abonará íntegramente en efectivo.
Una cotización con gran fundamento. Y más si tenemos en cuenta que además de la política retributiva, la compañía también ha anunciado decisiones estratégicas clave para alcanzar los objetivos financieros que se ha marcado. Porque Telefónica es un gigante, pero un gigante que se mueve ágil y con decisión. La compañía quiere liderar el sector de la televisión de pago en español, que cuenta con un mercado potencial de 600 millones de clientes en España y Latinoamérica. Para ello se ha adelantado a sus competidores y ha marcado como una de sus líneas estratégicas la búsqueda de diferenciación, entre otras acciones con su apuesta por la televisión de pago bajo demanda, que ofrece a través de diferentes fórmulas y paquetes como Movistar TV Fútbol o Movistar Energía, que incluye el mundial de Fórmula 1 y de Moto GP.
En esta línea, también será crucial que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) apruebe finalmente la compra de Canal +, una operación que la operadora española espera cerrar en unos dos meses y con la que pasaría de tener el actual 44% del capital al 100% de la plataforma.
Por otro lado, su crecimiento viene marcado por su estrategia global de enfocarse en los territorios claves donde es más potente en estos momentos, como por supuesto España, Alemania con la compra de GVT y Latinoamérica, donde ha querido reforzar su posición especialmente en Brasil con la adquisición de la compañía E-plus. Su política de expansión contempla también la acertada decisión de desinvertir en otras áreas europeas y asiáticas que suponen menos rentabilidad y desenfocan los esfuerzos como Reino Unido, Irlanda, República Checa o Eslovaquia.
Los resultados operativos de Telefónica, su esfuerzo inversor en la modernización de las redes y fibra, el aumento de clientes y, en definitiva, su crecimiento en España por vez primera desde que comenzó la crisis en 2008, augura unas perspectivas excelentes a la operadora española. Un valor seguro para clientes, empleados, inversores y sociedad en general.