Cambio en el perfil del consumidor tras la pandemia

Vamos a comenzar echando la vista atrás, 15 de marzo de 2020. La televisión nos abduce con el peor de los anuncios que podrían darnos: “confinamiento en casa durante quince días debido a la pandemia mundial del Covid-19”. Todos nos quedamos anonadados sin saber qué hacer, pero si mirábamos un poco a nuestro alrededor observábamos los miles de recursos que teníamos en casa para pasar lo que prometía ser medio mes encerrados, que terminó por alargarse a muchas semanas más.

Si pensamos en esos días, casi todos los entretenimientos que nos rodeaban eran digitales. Móvil, Tablet, videojuegos, televisores inteligentes, asistentes de voz y un sinfín de aparatos que hace años resultaría impensables que existieran.

Todos ellos vienen de nuestra mano. De las propias necesidades de los consumidores y de las continuas demandas de la sociedad. Vivimos en un mundo completamente digitalizado, pero cada vez queremos más. No nos conformamos con los dispositivos tecnológicos que poseemos, sino que necesitamos una continua transformación e innovación en ellos.

Durante varios meses nos olvidamos de lo tradicional, en parte, porque no podíamos acceder a ello. Las empresas se volvieron completamente digitales. Apareció el teletrabajo, ¿alguna vez hubieras imaginado que podías hacer las mismas funciones desde casa que desde la oficina? Seguramente no, pero era posible. Los supermercados incrementaron la demanda de compras a domicilio a través de la página web. Los comercios gestionaban pedidos online. Las aplicaciones detectaban los casos de Covid y si habías estado cerca de alguien que lo tuviera. Incluso los propios centros de salud te diagnosticaban si podías padecer el virus a través de un cuestionario por Internet. En definitiva, durante muchas semanas vivimos un sinfín de cambios en nuestra vida sin darnos cuenta, sin analizar el gran peso que la digitalización estaba teniendo.

Como en todas las situaciones importantes, que han terminado haciendo historia en el mundo por la gran repercusión que han tenido en la sociedad, siempre hay cambios adquiridos de esos momentos que llegan para quedarse. Con el coronavirus ha sucedido algo similar. Ha habido una gran transformación en el perfil del consumidor y en su comportamiento en relación a los hábitos que tenía. Ahora, que la situación se va estabilizando, parece que esas nuevas prácticas han llegado para quedarse. Pero, ¿de qué cambios hablamos?

Principalmente la manera de comprar. Esto era un proceso que ya había evolucionado desde hacía años por la importancia que el entorno digital estaba adquiriendo en nuestras vidas. La pandemia, más si cabe, ha sido un gran impulso en las transformaciones digitales, provocando un cambio muy rápido para adaptar el entorno digital a las nuevas medidas y facilitando con las herramientas que Internet ofrece, el consumo a los clientes.

Dentro de esto, habría que recordar uno de mis anteriores artículos en el que hablaba sobre “la línea invisible entre la privacidad y la digitalización” y también tendríamos que tratar los riesgos que pueden suponer las compras online, pero será un tema del que hablaremos en otro momento.

En España, basándonos en el estudio de Tiendeo y Nielsen, en los últimos seis meses, un 75% de los consumidores españoles han aumentado la frecuencia en sus compras online. Además, el 80% utiliza este canal para informarse de las ofertas y promociones. Por tanto, la tecnología, como estamos viendo, se está convirtiendo en un factor muy importante en el cambio de los nuevos hábitos de consumo.

Resultan curiosas las cifras respecto a las compras online dado que hace años sería impensable que alguien adquiriese un producto por Internet. Es evidente que la confianza ha sido clave en este proceso de adaptación y cambio en los hábitos de consumo de las personas tras la pandemia.

En definitiva, el Covid-19 ha hecho que aumente la velocidad respecto a los cambios en el perfil del consumidor. El confinamiento ha provocado que la transformación en el mundo digital sea más rápida y que la sociedad se tenga que adaptar a ello. Los nuevos hábitos de consumo han llegado para quedarse y, cada vez más, las personas optan por el método online para adquirir productos e informarse sobre ellos. Alejándose poco a poco de los procesos tradicionales.

El entorno digital y las nuevas tecnologías continuarán desarrollándose y adaptándose a las nuevas necesidades de la sociedad. Y seguirán provocando, en un futuro, variaciones en el perfil del consumidor y en sus necesidades.

En resumen, el mundo digital ha llegado para quedarse. Pero eso no significa que lo tradicional muera o desaparezca, sino que está obligado a entenderse con los cambios que van existiendo en el modelo online. Es importante que ambas realidades sean capaces de convivir y evolucionar en base a la experiencia del usuario y en relación con esos cambios de hábitos que van surgiendo en el perfil de los consumidores.

Es importante conseguir la digitalización de lo tradicional y evitar que muchos negocios mueran por el cambio de hábitos de los consumidores. Para ello, existen empresas que permiten facilitar el proceso de transformación digital. Por ejemplo, Vacolba, un partner de negocio orientado a la venta en el entorno digital.

En definitiva, lo más importante es buscar los aliados perfectos para intentar adaptarse a los cambios de la sociedad y de los clientes. Estar a la altura de la transformación digital y poder cambiar junto con el cliente en los hábitos de consumo.

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