¿Existe una burbuja de influencers en el entorno digital?
Hace años era “impensable” que pudiéramos estar hablando de una burbuja de influencers porque parecían labores inalcanzables para el resto de los mortales. Eran pocos los privilegiados que podían dedicarse a las redes sociales y que sus opiniones fueran dogmas para los usuarios. Ahora la situación ha cambiado y son muchos los que se animan a generar contenido en diferentes plataformas para crear un núcleo de seguidores.
Está claro que no ha sido fácil porque la competencia es feroz. El marketing es cada vez más agresivo por las bajas tasas de interacción que se han registrado en los últimos meses en todas las redes sociales, dado el aumento notable del número de creadores de contenido en el entorno digital. Es decir, a mayor oferta de influencers, menor ha sido la demanda de contenido.
Antes de nada, conviene describir que un influencer es una persona que tiene la capacidad de moldear la opinión ajena a través de sus consejos donde logra una conexión de pertenencia con sus seguidores, sobre todo a través de las redes sociales.
Ya que sabes ahora qué es un influencer, los reconocerás fácilmente, ¿verdad? Están presentes en casi todas las plataformas y trabajan para todos los sectores: belleza, automoción, deportes, economía, política, salud, etc. No se les escapa nada. Ahora bien, el mercado de influencers ha crecido de tal manera en tan poco tiempo que se ha formado una especie de burbuja, similar a lo que ocurre en el sector inmobiliario y en muchos casos está siendo difícil medir el ROI.
Dentro de esta burbuja que, bajo mi punto de vista ya ha estallado, los influencers ya no moldean tantos comportamientos ni opiniones y me explico. Hace años estas personas eran el blanco de la publicidad por la capacidad de influencia en los usuarios y el marketing de influencers estaba en su punto álgido. Hoy en día, el panorama ha cambiado porque más que influencers, ahora el entorno digital de las redes sociales esta copado por los denominados creadores de contenido que, en algunos casos, son también influencers, pero no con los mismos objetivos ni las mismas cualidades porque las principales diferencias se encuentran en el enfoque del su trabajo y en sus objetivos. Es decir, los influencers buscan modificar el comportamiento de la audiencia, cambiar estilos de vida; los creadores de contenido generan contenido de alta calidad para su audiencia sin ninguna intención más allá de la educativa.
No obstante, el problema al que se enfrentan los influencers es que desarrollan su trabajo en un entorno saturado donde ha aumentado el contenido patrocinado y esto lleva a que el público se fatigue, se canse e interactúe menos con los temas repetitivos y sin autenticidad. Y hablando de autenticidad, destaca también la falta de la misma en los nuevos creadores de tendencias que han copado el mercado porque su prioridad es hacer colaboraciones de pago, es decir, publicidad, antes que generar contenido propio y real, y esto provoca desconfianza entre los consumidores.
Pero a pesar de que el sector de los influencers se encuentra entre la espada y la pared, hay que destacar que el marketing de influencers todavía funciona y para las marcas es una opción estupenda para promocionar sus productos o servicios y así lo aseguran profesionales del sector que afirman que “los números demuestran que no existe ninguna burbuja” y, además, las marcas siguen confiando en que los micro y los nanoinfluencers son clave ya que son quienes tienen una audiencia más comprometida, a pesar de contar con menos seguidores.
Como espectador, ¿en qué te fijas para seguir a un creador de contenido o a un influencer? ¿Cuál te gusta más?