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¿Funcionará el impuesto global a las grandes empresas tecnológicas?

La economía global ha sido transformada por la creciente influencia de las grandes empresas tecnológicas. Google, Amazon y Facebook han adquirido un gran poder económico y político en todo el mundo, y muchos argumentan que deberían pagar un impuesto global debido a su enorme éxito y beneficios en todo el planeta.

Para empezar, es importante señalar que las grandes empresas tecnológicas a menudo pagan muy pocos impuestos debido a las complejas estructuras fiscales que les permiten mover sus ingresos a países con una fiscalidad más liviana. Esto ha provocado cantidad de críticas y controversias, porque hay quienes piensan que deben pagar más impuestos para ayudar a financiar servicios públicos y programas sociales.

Por tanto, un impuesto global a las grandes empresas tecnológicas ayudaría a abordar este problema, asegurando que paguen una cantidad justa de impuestos en cada país donde tienen negocios. Uno de los argumentos a favor es que, gracias a estos impuestos, se reduciría la desigualdad económica y se mejoraría la calidad de vida de las personas.

No obstante, en contraposición se dice también que estos impuestos serían difíciles de implementar y aplicar en todo el mundo porque para las empresas sería relativamente fácil sortearlos. Igualmente, un impuesto de estas características desincentivaría la innovación y el crecimiento empresarial y se perjudicaría a la economía global a largo plazo.

Por otra parte, es importante tener en cuenta que las grandes empresas tecnológicas ya están sujetas a impuestos en muchos países, y que estas tasas pueden variar significativamente de un país a otro. Además, una tasa como esta requiere una cooperación internacional sin precedentes. Pero, eso sí, hay que tener en cuenta las políticas fiscales de cada país en el que operen estas grandes empresas para aplicar unas tasas equitativas y justas.

A pesar de estos desafíos, expertos consideran que un impuesto global a las grandes empresas tecnológicas podría ser una herramienta efectiva para abordar la evasión fiscal y garantizar que estas empresas contribuyan de manera justa a la economía global. Este impuesto también podría ayudar a nivelar el campo de juego para las empresas más pequeñas, que no tienen los mismos recursos y oportunidades que las grandes empresas tecnológicas.

Por tanto, la cuestión de si deberíamos tener un impuesto global a las grandes empresas tecnológicas es un tema polémico. Si bien un impuesto global podría abordar el problema de la evasión fiscal y garantizar que las grandes empresas tecnológicas paguen una cantidad justa de impuestos, también podría tener efectos no deseados en la economía global, como desincentivar su crecimiento.

Es por ello que una decisión como esta no se debe tomar a la ligera porque las consecuencias inundan diferentes capas de la esfera política, económica y social del globo. En 2024, si no hay más retrasos, veremos las primeras consecuencias, buenas o malas, de esta tasa impositiva.

La OCDE ha concluido una importante reforma del sistema fiscal internacional que asegurará que las empresas multinacionales paguen un tipo impositivo mínimo del 15% a partir del año que viene, 2024. Veremos en qué queda, pero se estima una recaudación cercana a los 200.000 millones por año.

Por tanto, ¿Pensáis que esta medida es justa? ¿Qué se hará finalmente con ese dinero si se imponen dichos impuestos?

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