La empresa familiar exitosa y resiliente #infografia
Andrés Macario. La empresa familiar es uno de los baluartes económicos de España. Representa el 89 por ciento del tejido productivo, genera el 57 por ciento del PIB y crea casi el 70 por ciento del empleo privado de España. Son un ejemplo de resiliencia ante las adversidades y los desafíos, y avanzan con paso firme en un crecimiento basado en la innovación y el talento.
En los últimos tres años se viene registrando una recuperación de la confianza y una perspectiva positiva de la evolución de sus negocios. La continuidad de esta tendencia se desprende de la quinta edición del Barómetro de la Empresa Familiar elaborado por KPMG en colaboración con las Asociaciones Territoriales vinculadas al Instituto de Empresa Familiar, que mide anualmente el nivel de confianza de los propietarios y directivos de empresas familiares, así como sus principales retos y preocupaciones ante el futuro. En concreto, «el 70% de los encuestados muestra una impresión “positiva” de la situación económica que tendrá su compañía en los próximos 12 meses». Un optimismo que se traduce en un aumento de las inversiones para mejorar la rentabilidad y el beneficio de las compañías.
Principales prioridades de la empresa familiar
Para lograr esos objetivos, las empresas están realizando una apuesta muy fuerte por el talento y la innovación. Ambos son aspectos imprescindibles para seguir siendo competitivos en el mercado y, más si cabe, en un período de grandes cambios como la llamada Cuarta Revolución Industrial donde la Transformación Digital es el camino a seguir por las empresas que quieran tener protagonismo en la España 4.0.
Junto a estos dos pilares, las principales prioridades de los empresarios españoles recogidas en el informe son: mejora de la rentabilidad (55% de las compañías), incremento de la facturación (52%), aumento de la innovación (21%) y diversificación en nuevos productos y servicios (20%).
Las preocupaciones y desafíos
La incertidumbre política es la principal preocupación de las empresas familiares españolas. Según el informe, un 55% de los encuestados teme que recientes acontecimientos como el Brexit o la situación política de España puedan pasarle factura a sus empresas. El aumento de la competencia ocupa la segunda posición (47%), seguida de la disminución de la rentabilidad, que sigue siendo una de las principales preocupaciones (35%) y, junto con la contratación de talento (23%) y los cambios regulatorios (17%), forman el abanico de los desafíos de la empresa familiar.
Las conclusiones del informe nos conducen a mirar con un tímido optimismo hacia el futuro. El número de desempleados, según los últimos datos de la EPA, marca mínimos desde hace seis años y tres de cada cuatro empresas familiares aseguran haber aumentado la facturación durante el último ejercicio. El crecimiento está ahí pero –empleando las palabras de Ignacio Osborne, presidente del Instituto de Empresa Familiar- «es un objetivo común, en el que la Administración y los agentes sociales y políticos “debemos ir de la mano», porque todos somos responsables de los éxitos o los fracasos futuros».
Resiliencia. Un término que hemos aprendido durante la crisis para personas y profesionales. También es válido –aunque se usa menos- para las empresas. Nos indica la capacidad de adaptación ante situaciones adversas. Las empresas familiares que han sobrevivido a la tormenta han salido reforzadas. Tienen que saber adaptarse al nuevo entorno digital, a la complejidad del nuevo ecosistema, a la creciente competencia y a la búsqueda del talento. Empresas de negocio tradicional que tamizan su modelo a través de la transformación digital o aquéllas nativas digitales que necesitan encontrar las bases económicas del suyo. Todas remando en el mismo sentido para poder mantener España en una posición relevante en la economía global.
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