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Los videojuegos no son tan malos como parece

Para la sociedad, los videojuegos casi siempre han sido vistos como algo dañino que no aporta nada “bueno”. Sin embargo, de lo que muchos no se dan cuenta es que pueden ser herramientas valiosas dentro y fuera del aula.

Los videojuegos pueden ser una forma efectiva de motivar a los estudiantes. Cuántas veces hemos visto a los chavales quedarse ensimismados ante las pantallas mientras clavan sus dedos en los joysticks.  Esto se debe en parte al hecho de que los juegos están diseñados para mantener al jugador involucrado y concentrado. Si somos capaces de aplicar esa misma mentalidad a la educación, podríamos hacer que los estudiantes se comprometan con su aprendizaje, aunque esto no es algo fácil de conseguir.

Aun así, en la transformación digital debemos implicarnos e implicar aquello que nos pueda hacer la vida más fácil, cómoda y sostenible; y los videojuegos no se quedan atrás. Sin ir más lejos, los juegos de estrategia incentivan habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones, por ejemplo; los juegos de simulación pueden enseñar habilidades prácticas para la vida real. Por ello, tanto los juegos virtuales como los tradicionales pueden resultar útiles para enseñar ciertas habilidades como el trabajo en equipo, la memoria o la observación.

De todas maneras, es importante recordar que los videojuegos y los juegos no relacionados con el entorno digital no son la panacea para todos los problemas de aprendizaje. Este tipo de enseñanza es diferente y promueve un proceso distinto sin restar mérito ni importancia, obviamente, a los métodos de enseñanza tradicionales. Ambos son compatibles con sus pros y sus contras.

Por ello, conviene supervisar el uso de videojuegos y poner controles y normas que regenten un correcto empleo de los mismos. Asimismo, es importante equilibrar la balanza de los métodos de aprendizaje y asegurarse de que a los jóvenes no les perjudiquen los métodos mediante los que se les enseña.

Así que, los videojuegos diseñados para mejorar la capacidad de aprendizaje de los jóvenes tienen un potencial que deberíamos explotar desde ya. Si se usan correctamente, pueden motivar a los estudiantes, hacer que el aprendizaje sea más divertido y enseñar habilidades prácticas y aplicables. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio y asegurarse de que no se produzca un uso excesivo de los videojuegos.

Y tú, ¿cómo crees que se puede congeniar la educación con los juegos?

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