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¿Una España sin industria tradicional sobreviviría?

La propuesta de Bruselas de reducir las emisiones en un 90% para 2040 está generando un revuelo considerable porque España ha sido tradicionalmente un país industrial. ¿Podría sobrevivir una España sin la industria tal y como la conocemos?

La industria como la conocemos ha sido durante mucho tiempo el pilar de la economía española. Sin embargo, la urgencia de la crisis climática nos obliga a reconsiderar nuestra dependencia de estas industrias por órdenes de Bruselas y la transición hacia una economía baja en carbono es inevitable, pero, ¿está España preparada para este cambio?

La respuesta corta es sí, pero con matices. La transición no será fácil, pero es factible. España tiene un enorme potencial en energías renovables, especialmente en energía solar y eólica. Estas podrían ser las nuevas industrias que reemplacen a las de siempre. Sin embargo, este cambio debe ser gestionado de tal manera que minimice el impacto en el mercado laboral y en las comunidades que han dependido siempre de este tipo de labores.

La clave, pues, está en la formación y la reconversión laboral. Los trabajadores de la industria deben tener la oportunidad de adquirir nuevas habilidades que les permitan trabajar en las industrias del futuro y los enclaves íntegramente industriales deben recibir inversiones para desarrollar nuevos empleos.

Por otro lado, la reducción de las emisiones no significa necesariamente el fin de toda la industria tradicional. Muchas industrias están invirtiendo en tecnologías limpias para reducir su huella de carbono y por lo tanto, una parte de la industria tradicional podría sobrevivir, pero de una forma más limpia y sostenible. Aún así, determinadas imposiciones como las del coche eléctrico no están del todo claras. Me refiero al impacto que tendría la fabricación masiva de este tipo de vehículos completamente electrificados en detrimento de los de combustión que usamos la mayoría de mortales. Resulta contradictorio que se imponga la voluntad política ante un medio de transporte «privado» en el que se obliga a que este tenga unas características concretas, en este caso que sea eléctrico al completo, y luego no se tenga en cuenta el propio impacto de su fabricación…

Pero de todas maneras, la transición hacia una economía baja en carbono podría abrir nuevas oportunidades económicas ya que las industrias verdes están creciendo rápidamente y podrían convertirse en un motor importante de la economía española y la demanda de productos y servicios sostenibles está aumentando, lo que podría impulsar el crecimiento económico.

Aun así, es muy pronto para saber si España saldría ganando con este cambio a largo plazo, por mucho que nos lo quieran imponer. Este cambio de paradigma mercantil debe ser gestionado con mucho cuidado para garantizar que ninguna empresa se quede atrás.

¿Cuáles son los principales obstáculos para el cambio industrial?

La transición hacia una economía baja en carbono incluye la necesidad de reconversión laboral para los trabajadores de las industrias actuales, además de una inversión inicial profunda para las infraestructuras de energía renovable y tecnologías limpias, la resistencia al cambio por parte de las industrias tradicionales y aquellos que dependen de ellas, las desigualdades regionales que pueden surgir, y la interdependencia económica entre las industrias.

¿Tú qué opinas? ¿Crees que Bruselas está siendo demasiado intransigente con estos cambios tan bruscos contra España y el resto de países de la Unión? ¿Crees que España será un país competitivo bajo el paraguas de las políticas verdes?

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