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Debate de barra de bar

La barra de un bar. Esta podría ser perfectamente la descripción del attrezzo del único cara a cara entre Sánchez y Feijóo. Este debate electoral en Atresmedia tuvo de todo menos debate. Desde que a las diez de la noche se enfrentaran sentados, uno enfrente del otro, Sánchez a la izquierda y Feijóo a la derecha, en el único debate que podría guiar a los ciudadanos sobre las intenciones de ambos de cara a las elecciones del próximo 23 de Julio, resultó ser una patraña sin moderación -ni siquiera por parte de los periodistas- del que, probablemente, ni los de sus propios partidos sacaron nada claro. En líneas generales, un debate inmaduro para lo que se jugaban.

Feijóo se sentó en la barra con aparente tranquilidad. Me sorprendió porque los mítines que hasta ahora había dado no fueron precisamente su punto fuerte de referencia para captar votantes por la ausencia de una oratoria elocuente. Se sentó, pues, ante un Sánchez impetuoso, cuya máxima en la noche de ayer fue interrumpir constantemente al candidato popular con su frase estrella: “eso no es verdad” y “mentira”. Me sorprendió también que acusara, Sánchez a Feijóo, de mentiroso cuando, hasta ahora, el socialista lo único que ha hecho ha sido precisamente eso, mentir a toda España.

Cierto es que Feijóo se defendió de los ataques de Sánchez interrumpiendo también a este último e intentó contrarrestar los envites con datos. Feijóo, de esta manera, acusó a Sánchez de subir 42 impuestos y de no contar con una Ley de Vivienda en condiciones, por ejemplo. Pero Feijóo no se dejó enredar por el Presidente y ambos balbucearon políticas sociales como la Ley del Sólo Sí es Sí, las pensiones o la sanidad; el Sáhara o Marruecos.

Pactos aparte y tras los reproches lógicos de Feijóo a Sánchez por sus alianzas con Bildu o con los independentistas, lo único que le preocupó al señor presidente fue remarcar la más que posible coalición entre el PP y Vox. Pero luego, Sánchez fue incapaz de escuchar con atención el pacto que le propuso el candidato popular sobre la ausencia de políticos con delitos de sangre a sus espaldas en un gobierno democrático. Tampoco fue capaz de responder a Feijóo porque sabe que pactaría hasta con el diablo con tal de quedarse en Moncloa.

Sánchez lanzó la bala de Vox y Abascal durante gran parte del debate, pero Feijóo esquivó y dejó en evidencia a un presidente que se siente más expresidente que candidato de nuevo al cargo. El debate lo ganó Feijóo. Dentro de poco veremos, por suerte, a Sánchez, esta vez sí, en la barra de un bar.

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