Situación de la Smart City en España #infografía
Andrés Macario. La ciudad inteligente o Smart City marcará nuestra vida del futuro. En un mundo globalizado donde las grandes urbes aspiran a albergar el 70% de la población mundial en 2050, se hace necesario emprender una transformación profunda de las zonas urbanas. Este nuevo modelo de ciudad se fundamenta en tres pilares fundamentales: la tecnología, la sostenibilidad y la innovación. La combinación de estos tres ingredientes hará posible lograr una transformación en el modo de vida de la población urbanita, llegando al ámbito de la salud, el transporte, las infraestructuras, la energía o el turismo. En España ya se están consiguiendo grandes avances para crear una amplia red de ciudades inteligentes, lo cual nos sitúa como uno de los países europeos de referencia en este tema. Para conseguir generalizar las ciudades inteligentes en nuestro país es necesario que, tanto las administraciones públicas, como las empresas y los propios ciudadanos, se comprometan activamente con ello.
Según el estudio “Hacia una ciudad 4.0”, elaborado por KPMG en colaboración con Siemens, en 2020 las ciudades inteligentes de España utilizarán elementos de Internet de las Cosas valorados en 23.000 millones de euros. En la actualidad, la inversión media anual por cada Ayuntamiento de más de 200.000 habitantes es de entre 20 y 40 millones de euros, lo cual indica que existe un gran interés por lograr el pleno desarrollo de la Smart City. Los beneficios derivados son múltiples y pueden generar un ahorro de hasta el 60% en algunas partidas de gasto. Se podría decir que España cuenta con un gran potencial de desarrollo urbano, lo cual le hará colocarse a la vanguardia si se establece un nuevo marco normativo eficaz y se gestiona teniendo en cuenta la visión global de ciudad.
Contenidos de este artículo
El concepto de Smart City
Históricamente, la ciudad siempre ha tenido un papel destacado en el progreso económico y social del mundo. A día de hoy, más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas y se prevé que, en los próximos años, continúe esta tendencia llegando hasta las 41 megaciudades en 2030. La aparición de nuevas tecnologías disruptivas ha acelerado el proceso urbanizador y ha creado un nuevo modelo industrial donde los medios productivos están conectados, las cadenas de suministro están integradas y los canales de distribución y atención ya son puramente digitales en muchos casos. Ahora los ciudadanos están más conectados y esto repercute en la relación que esperan tener con las ciudades.
Una ciudad 4.0 tiene como finalidad mejorar la calidad de vida de sus residentes a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Para conseguirlo es necesario que las administraciones públicas tengan una visión global de ciudad y una estrategia a largo plazo que responda a las necesidades de las generaciones actuales y futuras. La eficiencia es uno de los valores principales que caracterizan a una Smart City, teniendo en cuenta que siempre se busca que la gestión de recursos y servicios sea sostenible y eficaz en el tiempo. Asimismo, las TIC son el catalizador necesario para introducir innovaciones enfocadas a resolver los retos económicos, sociales y ambientales.
Proceso de desarrollo de una Smart City
A día de hoy, ya hay muchas ciudades en el mundo que se pueden denominar como ciertamente inteligentes, pero todavía son pocas las que han integrado de manera completa este innovador proceso urbanizador. Las ciudades pueden clasificarse por fases según el nivel de digitalización en el que se encuentren. En la primera fase, la ciudad funciona de manera tradicional y no se realizan inversiones para modernizar las infraestructuras. En el siguiente paso se comienza a crear una estructura inteligente, con elementos básicos como el wifi público o parquímetros digitales. Tras esto comienza a madurar la tecnología existente y aparecen los llamados servicios 3.0, los cuales llegan al ámbito del transporte, la energía y la salud. Por último, se llega hasta el estadio superior donde la ciudad ya es considerada como totalmente inteligente (4.0) y los canales digitales satisfacen a los ciudadanos y empresas.
Los principales actores que tienen que hacer posible este proceso urbanizador 4.0 son las administraciones públicas, promoviendo iniciativas de digitalización de los servicios públicos o creando una legislación moderna adaptada a las nuevas exigencias. En cuanto a las instituciones supranacionales, estas tienen la responsabilidad de proporcionar fondos suficientes para la implantación de proyectos innovadores en las ciudades. Las empresas del ámbito tecnológico deben apostar de manera decidida por la innovación de las ciudades y los ciudadanos motivarán el proceso con sus experiencias positivas. Una Smart City en su máxima expresión debe tener elementos innovadores en aspectos relacionados con la movilidad, el medio ambiente, el modo de vida, el gobierno local y la participación activa de sus residentes.
El modelo Smart City en España
El Plan Nacional de Ciudades Inteligentes puesto en marcha en España en el año 2015 define un modelo de Smart City común para todo el país. De esta manera, mediante la Red Española de Ciudades Inteligentes, se pretenden coordinar los esfuerzos intercambiando experiencias, recursos y conocimientos entre todos los Ayuntamientos para así poder desarrollar las ciudades del futuro. En este sentido, organismos internacionales como la ONU han reconocido el modelo español como un ejemplo de buena práctica. De momento sólo tres ciudades españolas -Barcelona, Madrid y Valencia- están en el top-50 ciudades inteligentes del mundo según el ranking Cities in Motion del IESE. Adoptando las palabras de Rosa García, presidenta de Siemens, se trata de un proyecto de futuro para «hacer frente a los nuevos retos demográficos, tecnológicos y sociales» para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Actualmente, la situación de la Smart City en España es bastante positiva: 8 de cada 10 municipios cuenta con una estrategia formalizada en el largo plazo y el 70% de los regidores encuestados considera que el grado de innovación es medio. Para poner en marcha los planes locales de desarrollo se suelen observar ciudades europeas que son casos de éxito como por ejemplo Dublín, Brístol, Birminghan, Amsterdam o Londres. Ahora bien, ¿cuáles son los factores que impulsan el proceso urbanizador innovador? Según los Ayuntamientos, principalmente se buscan los beneficios de eficiencia y eficacia, la mejora de la calidad de vida y de los servicios a la ciudadanía, la optimización de infraestructuras y la modernización del modelo de gobernanza. Por el contrario, las principales barreras detectadas son la falta de financiación, la sostenibilidad y viabilidad en el futuro, la reorganización de los gobiernos locales y la legislación.
La interrelación público-privada es fundamental para conseguir avanzar en el proceso de innovación de las ciudades. En este sentido, el 70% de los municipios afirma que la colaboración es alta o consistente, lo cual nos indica un alto grado de optimismo para el futuro. Se podría decir que a día de hoy el nivel de desarrollo de la Smart City es medio, siendo los ámbitos de gestión del agua y los residuos, las infraestructuras digitales y la calidad de vida cotidiana donde se ha avanzado más. En términos monetarios, el 60% de los Ayuntamientos encuestados afirma haber invertido entre 20 y 40 millones en la transformación digital de la ciudad y hay un 20% que ha llevado a cabo inversiones por valor de más de 40 millones de euros en el último año. De cara al futuro se pretenden enfocar los esfuerzos en los servicios electrónicos para la mejora de la economía, la gestión del agua y de residuos, la innovación en la movilidad, la administración electrónica y la ciberseguridad.
Infografía: Situación de la Smart City en España
A continuación presento una infografía sobre la situación de la Smart City en España con datos del estudio de KPMG y Siemens.
Efectos prácticos de las ciudades 4.0
Las consecuencias derivadas de implementar una Smart City son diversas. Si nos centramos en los efectos prácticos sobre las ciudades españolas, vemos como se podrían reducir considerablemente los gastos en muchos aspectos. Por ejemplo, es posible disminuir hasta en un 30% el problema de la congestión del tráfico mediante nuevas plataformas de gestión digital del entramado circulatorio. Además, según las estimaciones, se pueden llegar a eliminar hasta 4900 toneladas de emisiones contaminantes si se produce la generalización de los medios de transporte eléctricos, tanto públicos como privados.
Sobre la gestión del agua se pronostica un ahorro de hasta el 20% si se utilizaran sistemas inteligentes de monitorización de presión y fugas y en el ámbito de la energía, la utilización de tecnología LED en el alumbrado público puede reducir el consumo hasta un 60%. Finalmente, una nueva gestión de los residuos modernizada podría suponer una disminución de hasta un 40% del gasto actual.
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