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Extradiciones, pactos y pinganillos

Seguimos a trancas y barrancas con la amnistía. Son demasiadas las voces que se están alzando en contra de este Gobierno de pacotilla que pretende, más que unir España, separarla, visto lo visto. Hace unas semanas, el gran Alsina recreó a la perfección el sentimiento general de aquellos ciudadanos con cierta lucidez sobre una posible amnistía: “Si has corrompido la Generalitat de Cataluña eso se perdona pronto. En cuanto alguien necesita tus votos en el congreso, eso se perdona. No se le ha oído 1 palabra en 5 años al gobierno declarando deseable una amnistía. Más bien al revés”. Además, hizo memoria por todos nosotros y nos mostró la hipocresía y cinismo de los socialistas tras mostrar las opiniones contradictorias de Carmen Calvo: “Recurramos a la docta opinión de Carmen calvo, quien dijo que la amnistía está prohibida en nuestra constitución, absolutamente prohibida y en todas las democracias. Porque la amnistía significa algo así como que un poder ejecutivo es capaz de levantar y de anular el trabajo que ha hecho otro poder, que es el judicial. Ninguna democracia contempla las amnistías. Nuestra constitución lo prohíbe expresamente”.

Esto es lo que tenemos que aguantar. A un Gobierno ahogado en patrañas. Sin escrúpulos, sin temor, y sin vergüenza que cambian de discurso cuando interesa rapiñar los votos de los españoles.

Otro apunte interesante de este meollo, que es enorme, de la amnistía es que hasta el propio Nicolás Redondo tiene más sentido común y responsabilidad política que sus (ex)compañeros de partido. El ex político socialista aseguró que es tal la disposición de formar sí o sí un gobierno, que son capaces de pactar con una persona “que se fugó de la justicia española y que no se dispuso a enfrentar sus propias responsabilidades”; y Redondo lanzó una pregunta clave y que nos hacemos todos: “¿merece la pena un Gobierno en esas circunstancias?”.

La situación de la política en España se está tiñendo de negro. El PSOE no hace más que cavar su propia tumba. Creo que se están apresurando demasiado porque saben que la única vía para formar Gobierno es la investidura con el apoyo de los independentistas. También sabe -el PSOE- que, si se repiten elecciones, probablemente no consigan unos resultados tan “favorables” como en los primeros comicios.

Con todo ello, y ya que presumen de introducir en el Congreso los idiomas cooficiales que tenemos en España, deberían plantearse el descaro con el apoyan más el catalán y menos el euskera o el gallego. Al final puede que, por ganar apoyo de unos, pierda los de otros -es poco probable, pero ¿quién entiende a los políticos de ahora? – y, entonces sí, vuelta a empezar…

Por donde sí quería empezar Sánchez hace unos años era por traer a España a Puigdemont para que rindiera cuentas ante la Justicia española, pero, no obstante, en cuanto ERC mostró cercanía con el PSOE, el Presidente enseguida cambió el rumbo de su política hacia la complacencia con los delincuentes que quisieron resquebrajar la integridad y unidad de España, a la par que reformaba el delito de sedición. ¿Qué país nos está dejando el socialismo extremo?

 

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